Senderos fríos, oscuros, sombríos
como el color de su pelo, triste, solo,
hundido en la amargura de sus locuras,
en el más inhóspito de los
lugares, lloras con fiereza.
¿Qué te pasa? ¿Qué me pasa?
Por qué lloras, por qué lloro.
Siempre, siempre estás alegre, siempre,
siempre sonríes. ¡No! Siempre
tu ves mi sonrisa, no ves lo que siento.
No.
Mi sonrisa frágil, tan intensa como
un espejo cayendo, arrastrado, dejándose
llevar por la inercia, por la vida, por
la no vida.
No. No siempre sonrío. Solo engaño.
Te engaño para agradarte, para
que no me dejes solo.
Lacasito0
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